jueves, 25 de octubre de 2007

En el claro de la luna...



En el claro de la luna donde quiero ir a jugar, duerme la reina fortuna que tendrá que madrugar. Mi guardiana de la suerte, sueña cercada de flor, que me salvas de la muerte con fortuna en el amor. Sueña, talismán querido, sueña mi abeja y su edad, sueña y si lo he merecido, sueña mi felicidad. Sueña caballos cerreros, suéñame el viento del sur, sueña un tiempo de aguaceros en el valle de la luz. Sueña lo que hago y no digo, sueña en plana libertad, sueña que hay días en que vivo, sueña lo que hay que callar. Entre las luces más bellas duerme intranquilo mi amor, porque en su sueño de estrellas, mi paso en tierra es dolor. Más si yo pudiera hacerle miel de abeja en vez de sal, a que tentarle la suerte que valiera su soñar. Suéñeme pues cataclísmo, sueñe golpe largo y sed, sueñe todos los abismos que de otra vida no sé. Sueñe lo que hago y no digo, sueñe en plana libertad, sueñe que hay días en que vivo, sueñe lo que hay que callar. Sueñe la talla del día, del día que fuí del que soy, que el de mañana, alma mía, lo tengo soñado hoy.

Sueñe la talla del día, del día que fuí del que soy, que el de mañana, alma mía, lo tengo soñado hoy.

Silvio Rodriguez

Apologia de mujer con sombrero...

Yo no vine aquí, viniste tú yo no te esperaba y te besé
se supone que debo callar se supone que debo seguir
se supone que no debo protestar
Se supone que eres un regalo que se me rompió enseguida
y ahora nada, lo de siempre
se supone que eres el sombrero de una fiesta, de ésos de cartón para la ocasión

Oh mujer, si supieras lo breve que entraba la luz
en la casa de un niño en un alto edificio
y que era la hora esperada del día
no me hubieras tocado en el hombro una vez
Oh mujer, si supieras lo breve que entraba esa luz
en una casa que se llamaba la noche
en una casa en la que no había más puertas
que las de la razón de aquel niño sin fe

Ahora se supone y nada más, yo también quisiera suponer
que la cobardía no existió que es un viejo cuento de dormir
pero quedo yo en medio de mí
Y en medio de las mismas paredes sonriendo a los amigos
yendo allá, desayunando
pero quedo yo aquí aplaudiendo una vez más
a los fantasmas de las tres

Oh mujer, ojalá que contigo se acabe el amor
ojalá hayas matado mi última hambre
que el ridículo acaba implacable conmigo
y yo de perro fiel lo transformo en canción
Oh mujer, no te culpes, la culpa es un juego de azar
nadie sabe lo malo que puede ser riendo
y lo cruel que pudiera salir un regalo
no te asustes del día que va a terminar
no te asusten los puentes que caigan al mar
no te asustes de mi carcajada final.
Silvio Rodriguez